Con el asentamiento de la revolución telemática se abre un nuevo escenario digital ya muy diferente al de 1995, esta nueva realidad demanda otro tipo de regulación dotada instrumentos más complejos para poder cumplir las nuevas expectativas.

A la sombra del auge de las TIC y la sociedad de la información se van a forjar nuevos caminos profesionales y se abren nuevas sendas ocupacionales tanto para el mundo jurídico como para los profesionales del mundo telemático. Al igual que Colón implantó la enseña de su bandera en el nuevo mundo, el Derecho tiende a imponer su egida en el aparentemente inhóspito cosmos telemático.

Paralelamente, con el desarrollo de los riesgos derivados de las Nuevas Tecnologías, se hace indispensable contar con fortalecidos contrapesos jurídicos (checks and balances) los cuales, a su vez, precisan de juristas expertos y capaces de supervisar la rectitud del funcionamiento de las organizaciones que manejan masivamente datos de los ciudadanos.

Nos hallamos ante un albur donde el denominado homo digitalis puede verse desdibujado por la omnisciente red que funciona a modo de "Ojo de Horus que todo lo ve".

Aunque Tim Berners Lee, en el pasado, propugnó un ideal de Internet como "un lugar de comunicación universal presidido por un ideal de la libertad y la autonomía individual", un nuevo universo virtual donde p