Dada mi experiencia y teniendo en cuenta que las emociones son como una noria, que vuelven y vuelven, no es aconsejable prolongar las sesiones, aunque parezca que los mediados han alcanzado el acuerdo. Otro asunto es si se están tratando temas más objetivos o técnicos con escasas emociones.

La razón de mi respuesta radica en que, a partir de más o menos una hora y cuarto de reunión, solo te queda la productividad marginal y queda el agotamiento mental de las partes en conflictos, lo que causa trabas a la comunicación y un cansancio que provoca que las posiciones vuelvan a aflorar en vez de los intereses y se dificulta el avanzar en el proceso. Como en las fiestas, es bueno abandonarlas antes de que empiecen a decaer, para quedarse con buen sabor de boca.

Cuando hay mucha emoción, cada caso es diferente. Depende de como se comuniquen para que la sesión sea más corta o más larga. Yo intento hacerlas de hora y media, aunque a veces, si tienen prisa en solucionar el problema, he llegado a tenerlas de dos horas y media.

No podemos olvidar que la relación condiciona el contenido y lo importante que es separar a la persona del problema. Con eso tenemos casi medio camino recorrido.Hacer la mediación en un solo día en familia me resulta complicado, a veces se necesita ir llegando a preacuerdos para ir adaptándose a la nueva situación, cuando es una separación claro. En otros conflictos familiares sí lo veo posible.